viernes, 24 de julio de 2009

La Primer ciclistla

Es cierto que en México la cultura del ciclismo no es una cosa muy presente, y mucho menos en San Luis, donde la mayoría de los ciclistas son personas humildes que se dirigen a sus trabajos o ciclistas de ruta que participan en competiciones. A pesar de esto, en los últimos años se ha dado un aumento de ciclistas urbanos, un muy leve aumento debo decir.
Por mi parte, es claro que soy muy nueva en esto, poco menos de un año, antes de eso, me dirigía a todas partes en auto, taxi, transporte publico o caminando.
Para ir a la universidad, casi siempre era en transporte publico salvo algunas veces que mi papá podía llevarme en su camioneta, y en aquel entonces, el ciclista urbano era aun mas invisible que hoy, excepto por una persona.
Ana Irisarri Aguirre, era mi maestra en la universidad, y también fue la primer ciclista urbana que conocí, proveniente de Pamplona, resulto ser una mujer simpatica, animosa y que de manera increíble arriesgaba su vida todos los días en el trafico de mi ciudad solo para llegar a darnos clase.
No se a donde la ha conducido la vida actualmente, solo se que le gustaba escuchar música, sobre todo la del grupo mana y que siempre se le veía en bicicleta, cosa que le admiro aun.
Ahora que soy yo la ciclista, me acuerdo de ella especialmente a la hora de esperar cambio de semáforo en un crucero en especifico, el lugar donde la vi por primera vez, erguida sobre su bicicleta, al frente de todo el trafico pesado trafico del medio día. Tranquila y serena.
Lastima que no cuente con una fotografía de ella.

jueves, 23 de julio de 2009

Quiero ser payaso!!

-mamá quiero ser payaso!!
-dejate ya de tonterías y ponte a estudiar
.
Años después aquel chico continua haciendo reír a grandes y chicos, agradece la oportunidad de haber sido payaso.

Hoy por la mañana vi un desfile de payasos y no pude evitar recordar a mi hermano payaso, todos los payasitos, siempre tan sonrientes como lo es el con o sin maquillaje; tampoco puedo evitar sentir antipatia por propagandas que ejemplifican a los payasos como el peor de los empleos, pues yo se que no es cierto. Ser payaso es una cosa difícil, se necesita preparación, sencilles, algo de sabiduría y mucha fuerza, (si, si, dije fuerza) en fin, para ser payaso es necesario ser un filosofo de la vida y continuar vivo.

Tal vez sean payasos por que se les obligo a mantenerce sobre esta vida en una sola rueda...

Así es que hoy yo iba sobre dos ruedas, mientras mohos de los payasitos iban sobre una, en un monociclo y recordé a mi hermano, el que estudio como mis padres le dijeron que hiciera, el que migro muy al norte y el que formo una familia con una buena mujer y tres adorables niños; el mismo que cada fin de semana, se viste de colores y se pone una bonita nariz para hacer reír a los demás.


Te quiero toñito




miércoles, 15 de julio de 2009

No es tan malo caminar

Ahora que escribo desde mi nuevo trabajo, comentare justo lo que me paso hoy, bueno esta historia comienza desde ayer...


Siendo la voz e imagen de mi nuevo jefe, no podía llegar a la oficina en las fachas deportivas en las que siempre ando, y mucho menos cuando me quede dormida el primer día de trabajo (después de un par de semanas de ser desempleada), así que sin tiempo en la mañana de preparar algún cambio de ropa que disimule mi nueva condición de recepcionista de una firma de abogados, sali con tacones en los pedales e inicie a toda prisa mi día.


Llegue a tiempo, si muy a tiempo y mis bellos tacones rosa estaban intactos, ocurrió el resto del día normal, muy amable mi jefe, muy sencillo lo que hago, al final regrese a casa, nuevamente con tacones en los pedales, descubri que en mi ruta de regreso hay un taller de bicicletas.


Feliz por el descubrimiento rodé hasta allá, pregunte por el presupuesto para checarme los frenos, el señor que me miraba de arriba a bajo no podía creer que hubiera alguien que se atreviera a andar en bicicleta con unos tacones de 10 cm de alto, claro la prueba de la locura era yo, mucho menos se lo creía cuando le dije que fui yo misma quien instalo los frenos en mi Golondrina, y que mi duda solo era saber que era ese curioso ruidito que sonaba cada vez que frenaba. Me dijo que se la dejara mañana temprano (osea hoy) y que para el medio día ya estaba lista.


Regrese a casa y le conté a mi papá de mis planes... mas tarde cuando volví por Golondrina para que fuéramos a la tienda, ella no estaba en su lugar, y fue una sensacion muy extraña ver ese espacio vació, pues si estoy yo esta ella y si ella no esta, es que no estoy yo, pero ahora yo estaba y ella no, me sentí vacía y preocupada.


Poco después llego mi papá con un fierrito en las manos, se había llevado a Golondrina para "arreglarla" y así ahorrarse unos pesos, pero lo que hizo fue romperle los frenos traseros cuando intentaba apretarlos y sin frenos es algo suicida andar por la ciudad.


Me ofrecía a cambio su bicicleta, se trata de un precioso modelo de mas de cincuenta años, regalo hecho por mi abuelo a su hijo al terminar la secundaria, su garantía de compra aun se encuentra guardada entre los documentos importantes de mi viejo; sin lugar a dudas me negué, tuve que rechazar ese bólido rojo, no por antiguo sino por valioso, que seria de mi si algo llegara a pasarle.
Así que resignadamente el día de hoy me dedique a caminar.

Regresaba caminando mientras veía con envidia a un par de ciclistas atravesar las congestionadas calles cuando derrepende sentí como algo saltaba de emoción en mi pecho. Frente a mi, cruzando la calle, venia caminando El, aquel por cuyo nombre yo daría el mio, aquel cuya presencia hace que se me olviden todas las luchas y revoluciones pendientes, aquel cuya sonrisa me hacen retomar todas las peleas y revoluciones con aun mas fuerza y fiereza que antes.


El mismo que es casi tan distraido como yo o mas, que simplemente dio la vuelta y entro al banco que estaba cruzando la calle, tal vez solo tal vez, si yo no me hubiera detenido a mitad de la calle como cualquier tonta, tal vez habría podido, distraidamente chocar con el.


El ruido de los autos me despertó de mi ensoñación, que si no me movía de ese lugar hubiera seguido soñando tal vez por la eternidad. Continué con mi camino, fingiendo que no pasaba nada, y con mi cabello rizado protegiendo la dirección de mis ojos, lo vi una vez mas, tan distraido como siempre, no se había dado cuenta que la fila ya avanzaba y el seguía parado en el mismo lugar.


Sonreí abiertamente y continué, ese no era momento para hacerlo volver a nuestro mundo.


Llegue a casa y mi preciosa Golondrina ya me esperaba en su lugar de siempre, ahora con frenos nuevos y un dinamo con faro que antes no tenia.

La acaricie y le conté en secreto al manubrio: no es tan malo caminar...